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Nuestra galaxia, La Vía Láctea, es una de las miles de millones de galaxias que pueblan el universo. Tiene un diámetro medio de 100 mil años luz. Como la luz viaja a una velocidad de 300 mil kilómetros por segundo, para poder recorrer este diámetro medio de nuestra galaxia, ¡deberías viajar durante 100 mil años a esta velocidad! ¿Te imaginas, entonces, la dimensión abrumadora de nuestra galaxia? ¿Y del universo, teniendo en cuenta que hay miles de millones de galaxias iguales o más grandes que la nuestra?
Se calcula que la Vía Láctea está compuesta por más de 200 mil millones de estrellas. Y lo más asombroso es que toda esta casi infinidad de colosos no está quietecita, estática, con cada astro ocupando una posición inamovible. Por el contrario, todo se encuentra en permanente movimiento. Sin embargo, la órbita de los planetas no es circular, sino elíptica, y la velocidad no se mantiene constante, sino que, “inteligentemente”, en los extremos de la elipse esta velocidad se reduce.
El gran astrónomo alemán Johannes Kepler (1571-1630) quedó tan asombrado por la precisión, el orden y la adecuación de estos movimientos que no pudo menos que ver, en su modelo cosmológico, “una celebración de la existencia, sabiduría y elegancia de Dios”.
El universo muestra tal orden, tal planificación, tal poder que lo controla, por los cuales cada astro y cada galaxia ocupan un recorrido específico dentro del gran “mapa celestial”, que no podemos menos que concluir que hay un gran Creador y Gobernante cósmico que lo dirige. Este ser está dotado de tal poder infinito y sabiduría sin límites que nos asegura que, a pesar de todo, vivimos en un universo seguro, que está en buenas manos. Ese ser maravilloso es Dios, tu Creador y Sustentador, que aunque es tan grande como para sostener y gobernar el cosmos, sin embargo tiene un interés especial en tu persona y desea dirigir tu vida, para que cumpla el “recorrido” sublime y feliz que ha planeado para ti.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido”- Por: Pablo Claverie.
Recordemos siempre que tenemos un Dios Creador que nos ama y nos dice: ¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo. Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza. Isaías 40:25, 26
JOHN CARLOS SOTIL LUJAN
DIRECTOR DEL WEB BLOG REFLEXIONES PARA VIVIR

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