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Archive for agosto 2010

El Señor no quiere que su pueblo sea exclusivista. Los mensajeros delegados de Cristo han de proclamar el evangelio de su gracia a todas las naciones, las lenguas y los pueblos. Debemos dar a conocer el hecho de que el gran Abogado está dando audiencia a todo el mundo. La iglesia judía fue llamada como representante de Dios ante un mundo apóstata, y a fin de cumplir esta misión el pueblo judío debía mantener su propia existencia como nación distinta de todos los pueblos idólatras de la tierra. Habían de mantenerse en el mundo conservando su carácter peculiar y santo. Habían de mantener su propia espiritualidad realizando lo que Adán y Eva dejaron de hacer : rendir obediencia a todos los mandamientos de Dios, y en su carácter representar la misericordia, la bondad, la compasión y el amor de Dios. De este modo habían de estar por encima de todas las otras naciones en excelencia de carácter; para que por medio de un pueblo puro y obediente el Señor pudiera manifestar sus ricas bendiciones. De esta manera se exaltarían en todo el mundo los principios de las leyes que gobiernan su reino (Hijos e hijas de Dios, p. 46).

De esta cita inspirada por Dios, podemos sacar como enseñanza que para alcanzar la excelencia de carácter , es necesario mantener nuestra propia espiritualidad siguiendo los consejos de Dios porque sus mandamientos son normas para nuestra felicidad, y prueba de esa excelencia será la compasión , bondad y amor de Dios que se manifieste en nuestra vida hacia todas las personas. Pidamos a Dios para que, lo que no logro plenamente el pueblo judío , nosotros lo podamos hacer con su poder obrando en nuestras vidas.

John Carlos Sotil Lujan
Director del web Blog
Reflexiones para vivir
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No debemos inquietamos por lo que Cristo y Dios piensan de nosotros, sino que debe interesamos lo que Dios piensa de Cristo, nuestro Sustituto. Somos aceptos en el Amado. Dios muestra a la persona arrepentida  y creyente, que Cristo acepta la entrega del alma para moldearla según su propia semejanza (Mensajes selectos, tomo 2, pp. 36, 37).

He aquí una obra que el hombre puede hacer. Debe mirarse en el espejo, la santa ley de Dios, descubrir los defectos de su carácter moral y abandonar sus pecados, lavando la vestidura de su carácter en la sangre del Cordero. La envidia, el orgullo, la malicia, el engaño, la contienda y el crimen serán limpiados del corazón que recibe el amor de Cristo y que alberga la esperanza de ser transformado a su semejanza cuando lo vea tal como él es.

La religión de Cristo refina y dignifica a su poseedor, no importa qué relaciones haya tenido en la vida y por qué circunstancias haya pasado. Los hombres que llegan a ser cristianos poseedores de gran luz se levantan por encima del nivel de sus caracteres antiguos hasta alcanzar una mayor fortaleza mental y moral. Los que han caído en el pecado y el crimen y han sido degradados por ellos, gracias a los méritos del Salvador pueden ser exaltados a una posición muy poco menor que la de los ángeles.

Pero la influencia de un evangelio de esperanza no inducirá al pecador a aguardar la salvación de Cristo como algo de pura gracia, mientras continúa viviendo en la transgresión de la ley de Dios. Cuando la luz de la verdad resplandece en su mente y comprende en forma plena los requerimientos de Dios y vislumbra la amplitud de su transgresión, reformará sus caminos, llegará a ser leal a Dios por medio de la fortaleza ob-tenida de su Salvador y vivirá una vida nueva y más pura (La maravillosa gracia de Dios, p. 232).
Artículos tomados de los libros de la Escritora Cristiana Elena white.

El verso bíblico de esta reflexion nos dice: Si le creyeran a Moisés, me creerían a mí, porque de mí escribió él (Juan 5: 46).

CUANDO PABLO DIJO QUE LA LEY nos conduce a Cristo (Rom. 10: 4), y que fue nuestro guía para llevarnos a él (Gal. 3: 24), debemos entender que hablaba teológicamente. Es decir, que como la ley señala y define el pecado, nos condena a todos como pecadores, y consecuentemente corremos a refugiarnos en la gracia de Cristo.

Pero cuando Cristo se apareció a los caminantes de Emaús y a sus discípulos, les dijo que la ley y los profetas hablaban de su muerte y resurrección (Luc. 24: 26, 27, 44, 45). Sabemos lo que dicen los profetas, especialmente Isaías 53, que describe al siervo sufriente de Jehová. Los escritos de Moisés, sin embargo, no presentan la muerte del Mesías con esa claridad. Por lo tanto, uno se pregunta: ¿A qué parte de la ley de Moisés se debe haber referido Jesús como preanuncio de su pasión y muerte?

La única posibilidad que nos queda, después de haber visto algunos pasajes que fueron entendidos en forma mesiánica en los escritos de Moisés, es que Jesús haya hecho alusión al sistema de sacrificios, cuyo inicio y desarrollo ulterior se relatan en los escritos del Pentateuco, es decir, la ley. Desde el primer sacrificio de animales relatado en el Génesis, que fue la primera víctima que Dios mismo debe haber sacrificado, cuando cambió las hojas con que nuestros primeros padres habían cubierto su desnudez por pieles de animales, hasta los sacrificios elaborados y el ritual del santuario del desierto y el templo, es evidente que Dios educaba a la gente en los principios del evangelio, hasta que viniera el Mesías en cumplimiento de ellos.

Me parece que, especialmente, las ceremonias del santuario hebreo deben haber provisto un material simbólico para entender la misión y muerte del Mesías por medio de la ley de Moisés. De hecho, para los hebreos, los servicios del santuario tenían la posibilidad de ser entendidos como una revelación sencilla del plan de salvación. Por lo tanto, era posible hallar a Cristo en los servicios del santuario.


Tomado del Libro de Meditaciones 2010 "El Manto de su Justicia " de Eloy Wade.

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En otro tiempo yo tenía vida aparte de la ley; pero cuando vino el mandamiento, cobró vida el pecado y yo morí (Romanos 7: 9).

EN LA BIBLIA HAY VARIOS EJEMPLOS de personajes que sucumbieron ante el pecado de la codicia. Transgredieron el décimo mandamiento y cosecharon las consecuencias funestas de albergar un mal deseo y un pensamiento descontrolado.

El apóstol Pablo tenía un gran dilema en su experiencia personal. Notemos sus palabras: «¿Qué concluiremos? ¿Que la ley es pecado? ¡De ninguna manera! Sin embargo, si no fuera por la ley, no me habría dado cuenta de lo que es el pecado. Por ejemplo, nunca habría sabido yo lo que es codiciar si la ley no hubiera dicho: "No codicies"» (Rom. 7: 7). El apóstol tenía problemas con este mandamiento.

 Aparentemente, no con los otros mandamientos, pero con el que señalaba la codicia sí. Es que los otros mandamientos regían las acciones, pero este controlaba el pensamiento. Como buen fariseo, había creído que el pecado es una acción; que si controlaba sus acciones estaba en paz con Dios. Pero al conocer a Cristo y meditar en este mandamiento, descubrió que la verdadera obediencia no es una conformidad externa con la letra de la ley, sino que tiene que ver con la mente, el corazón y el espíritu. Por eso afirma que los principios de la ley gobiernan la vida entera de una persona, incluyendo sus acciones y sus deseos. Pablo se dio cuenta de que el décimo mandamiento era el que más lo condenaba y el que más hacía que se arrojara a la gracia y a la misericordia de Dios.

En esencia, el décimo mandamiento nos dice que no debemos codiciar, porque la codicia es la raíz de toda mala acción. Nos dice: «Acuérdate que las malas acciones proceden de malos pensamientos». Esta ley, de la que el décimo mandamiento es una pequeña parte, es la representación objetiva de los grandes principios que gobiernan el universo de Dios. Son, a su vez, un reflejo de su carácter, que debemos reflejar como seres que fuimos creados a la imagen de Dios .

Tomado del Libro de Meditaciones 2010 "El Manto de su Justicia " de Eloy Wade.
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Esta reflexión se centra en el siguiente texto bíblico: "No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie" (Hechos 20: 33).

EL PRIMER CASO DE CODICIA EN ESTE MUNDO se remonta al origen de la raza humana. El libro de Génesis nos dice qué le sucedió a nuestra madre Eva: «La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenia buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió» (Gen. 3: 6). Dios había dado instrucciones claras a nuestros primeros padres con respecto al fruto del árbol prohibido. Era una prueba de fidelidad que demostraría al universo que ellos estaban dispuestos a creer y confiar en Dios. Pero el enemigo tentó a Eva con la codicia. Le dijo que si ella y su esposo comían de ese árbol, llegarían a ser como Dios, que lo sabe todo. Era una tentación fuerte, ya que eran estudiantes que aprendían cada día sobre el universo y de la naturaleza. Dios y los ángeles eran los maestros que los instruían. La serpiente sugirió a Eva que tendría acceso a una fuente inagotable de conocimiento, como Dios la tiene. «Esa mentira estaba de tal modo escondida bajo una apariencia de verdad, que Eva, infatuada, halagada y hechizada, no descubrió el engaño. Codició lo que Dios había prohibido; desconfió de su sabiduría. Echó a un lado la fe, la llave del conocimiento» (La educación, p. 21). La ruina de la humanidad tuvo su origen en la codicia.

Así sucedió también, siglos después, cuando la iglesia cristiana estaba en su infancia, con Ananías y Safira. Aceptaron el evangelio y se unieron a la iglesia de Jerusalén. Prometieron dar los recursos que obtendrían de la venta de una propiedad para aliviar la necesidad urgente por la que pasaban muchos miembros de la iglesia. Pero su codicia los destruyó: «Primero albergaron la codicia, luego, avergonzados de que sus hermanos supiesen que su alma egoísta lloraba lo que habían dedicado y prometido solemnemente a Dios, practicaron el engaño. [...] Cuando se los convenció de su mentira, su castigo fue la muerte instantánea» (Joyas de los testimonios, t. 1, pp. 542, 543).

Tomado del Libro de Meditaciones 2010 "El Manto de su Justicia " de Eloy Wade.
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Esta meditación , se basa en el siguiente texto bíblico: "Les di leche porque no podían asimilar alimento solido , ni pueden todavía" ( 1 Corintios 3:2)


Este asunto de ocultar la verdad con fines de engaño, que es una violación del noveno mandamiento, esta relacionado con el asunto de no decir toda la verdad. ¿ Se considera violación del mandamiento no decir toda la verdad en toda circunstancia ?. Evidentemente No. La obligación moral de decir la verdad no necesariamente implica que se debe decir toda la verdad en todo momento. Nuestro Señor Jesús dijo en una ocasión: "Muchas cosas me quedan aún por decirles, que por ahora no podrían soportar" ( San Juan 16:12). En la situación en que se encontraban sus discípulos, no era prudente que  Jesús les dijera toda la verdad. Por amor a ellos  retuvo cierta información posteriormente el Espíritu les revelaría toda la verdad.

Es interesante que Jesús nunca se refiriera asimismo, en público como el Mesías o el hijo de David, que era otra manera de decir lo mismo.Tampoco se presento como Rey de Israel, aunque era ambas cosas. Pero puesto que esos términos  se hallaban tan saturados de nacionalismo y política, los eludió en forma consciente y premeditada. Era una gran verdad pero sus coterráneos la habrían entendido mal. Solo a pocas personas se las dijo en Privado. No siempre se puede decir toda la verdad sin causar dolor y rechazo. Pero no debe confundirse con la negación de la verdad.

A los médicos y enfermeros se les dio una vez este consejo: " Tampoco se les puede decir siempre toda la verdad  a aquellos cuyas dolencias son en buena parte imaginarias. (...). Si a estos pacientes se les dijera la verdad respecto de si mismos, algunos se darían por ofendidos y otros se desalientarían. Cristo Dijo a sus discípulos. "Aún tengo muchas cosas que deciros, mas ahora  no las podéis llevar"( Juan 16:12). Peros si bien la verdad no puede decirse en toda ocasión, nunca es necesario ni licito engañar. Nunca debe el medico ni el enfermero rebajarse  al punto de mentir.(El Ministerio de Curación, p.189)


Tomado del Libro de Meditaciones 2010 "El Manto de su Justicia " de Eloy Wade.
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